Tintero de sueños

Pasión fugaz

Tintinean las velas de tu cuarto cuando entro,
se reflejan las llamas diminutas en tus ojos,
siento el calor de mil hogueras en mi piel.
Tu sombra dibuja la figura de tu cuerpo en la pared.
Tu boca entreabierta me deshace,
las prisas me harían torpe.
Me deslizo en la penumbra
y araño las sábanas a cuatro patas hasta encontrarte.
Estás hecha de pecados y banalidades,
yo de deseos ancestrales y remordimientos.
Me tiemblan las pupilas al rozarte,
estoy sobre ti y en todas partes.
Te miro fugazmente y cierro los ojos,
rezumas pasión a borbotones
se me encojen las entrañas al sentirte.
Como un fogonazo de pólvora,
te adentras en las tinieblas de mi mundo,
transformas mi cuerpo en una de tus posesiones,
mientras yo sucumbo a tus manos
y a todo lo que de mi haces.
Seguiré hasta que muera contigo
y se extinga la última ola de tus mareas.
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En esencia adiós…

Miro al horizonte y te veo,
apareces entre edificios,
palmeras y playas.
Mi camino es más hermoso,
aun cuando dura lo que un suspiro.
Quiero quedarme y soñar,
ser una niña de nuevo,
a tu lado ya no quiero nada,
me siento pura, limpia,
me siento tan libre
que cierro los ojos y vuelo.
Te persigo como si escapases,
como si fueras infinita.
Eres vida entre tus olas,
yo soy la gota de sal impasible
sobre la roca desgastada.
Soy fiel a tus delirios,
a tus noches de espuma blanca,
soy la virgen que en tus sueños
cae por tu acantilado de mareas.
He visto sumergirse mis miedos,
mis locuras y dolores más atroces,
los ahogaste con tus manos de sirena
y me dejaste vacía como quise.
Ahora te regalo mi vida,
seré la esclava que pediste a mis sentidos,
encadenarás mis pensamientos
y mis ojos serán de luna para guiarte.

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Locura

Resultado de imagen de locura

Aquí yacen el pasado y la locura,

fue aquí donde comenzó el caos,

aquí, donde me hallaste fiel.

Te regalé mi llanto y mi risa,

mi corazón y mi alma entre bambalinas.

Te brindé la felicidad de mil mundos.

Mis sueños, mis delirios, mis versos…

aun te pertenecen.

Pasarán mil años más, pero si vuelves,

tan sólo habrás de quitar el polvo

a éste cuerpo dolorido que nunca

aprendió a olvidarte.

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Sin ti o contigo…


«Estoy hecha de fuego,
de carne ardiendo cual infierno condenado.
Me resbalo entre las manos
que fueron lluvia para colarse entre las telas.
Estoy hecha de pasiones deshojadas
y pupilas dilatadas.
Me contraigo,
me divido entre la piel
y las palabras aspiradas
jamás confesadas ni abatidas.

Amanece entre las sábanas
y acaricio el cielo despuntado
cuando entra la luz a tientas por mi tristeza.»

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Ángel Caído

«Soy atroz,

triste ángel caído,
desterrado
y locuaz jinete de sombras y tinieblas
que anoche cabalgaba
entre la arena de tu desierto.
Soy recortadora de sueños,
labradora de distancias incoherentes,
cirujana de almas.
Soy una canción inacabada,
un verso perdido en el papel,
una estrella consumida en el firmamento,
una nube gris en el ocaso,
una luna sin plata y menguante.
Soy una huella en el recodo de tu ombligo,
un silencio en la noche más larga.
Lo soy todo en tu ausencia de palabras,
en tu voluntad infatigable.»

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Hoy no hay más…

«Hoy no hay más que llanto ahogado,

se funden la alegría y la risa,
como se funde el acero de espada.
No estás en el aire aunque lo aspire,
no estás en el fuego aunque me queme,
tampoco en el agua y de sed muero.
Quizás te halle en la tierra,
en la arena de una playa virgen,
en la sal que el mar deja en las rocas.
¿Qué dolor cruel es este que me agita?
¡Qué tormento hallar tan sólo
soledades de plomo!
Cuán efímeros fueron ayer tus besos,
y que agonía hoy porque no estás,
y porque no estás, no tengo nada.
Descomunal abismo al que me asomo,
cuando tan sólo una palabra me basta…»

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Siete…

De «Tintero de Sueños»:

«Sucumbir a un mal mayor,
a un padre, a un hijo,
todos con siete madres,
siete cabezas de turco,
siete sentencias a muerte
jamás cumplidas.
Siete jinetes del Apocalipsis,
siete constelaciones perdidas
en el cielo de Madrid.
Siete maneras de odiar
al número siete,
pero siete son los pilares
que sostienen mi vida.»

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