La libertad provisional en versos

Costumbres

Nos acostumbramos a olvidarnos,

nos olvidamos de tocarnos.

Nos conformamos a los besos escondidos

y a esconder lo espontáneo.

Me resigné a escucharte siempre

y tu, a perderme cada día.

Se encallaron los deseos

y se enquistaron los sueños.

Nos engulló la mortal rutina,

y dejamos de ser libres

para adueñarnos de la nada.

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Tintero de sueños

Renacer

Han mermado los sueños,
las esperanzas ya desgastadas
las he usado hasta el fin.
Se me muere el corazón,
pues no le queda sustento alguno.
Cuando vuelvas seguiré aquí,
pero no seré la misma,
seré la sombra y el reflejo
de aquella que un día amó
sin fronteras ni horizontes,
que tus ojos de cielo
y tu risa de sal
envenenaron mi vida.
Ya no soy, pero seré.
Seré la que se adentró en las cavernas
y encontró sus sueños.
La que sucumbió a las palabras
y las hizo suyas.
Seré yo, sin ti.
Renacida y nueva.
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Tintero de sueños

En esencia adiós…

Miro al horizonte y te veo,
apareces entre edificios,
palmeras y playas.
Mi camino es más hermoso,
aun cuando dura lo que un suspiro.
Quiero quedarme y soñar,
ser una niña de nuevo,
a tu lado ya no quiero nada,
me siento pura, limpia,
me siento tan libre
que cierro los ojos y vuelo.
Te persigo como si escapases,
como si fueras infinita.
Eres vida entre tus olas,
yo soy la gota de sal impasible
sobre la roca desgastada.
Soy fiel a tus delirios,
a tus noches de espuma blanca,
soy la virgen que en tus sueños
cae por tu acantilado de mareas.
He visto sumergirse mis miedos,
mis locuras y dolores más atroces,
los ahogaste con tus manos de sirena
y me dejaste vacía como quise.
Ahora te regalo mi vida,
seré la esclava que pediste a mis sentidos,
encadenarás mis pensamientos
y mis ojos serán de luna para guiarte.

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Tintero de sueños

Es la realidad…

De «Tintero de Sueños»:
 «Es la realidad de esta condena,
la sublime incongruencia de esta calma
que a la tempestad precede.
 Ésta soledad que me crece por dentro,
como un virus
y se queda allí,
entre los días y las noches,
entre la piel y el alma.
 Se suceden los minutos,
en este reloj antiguo y desgastado,
como mis temidos anhelos.
 La luz atraviesa esta ropa corroída
y se cuelan las ganas por los párpados cerrados.
La libertad me encoje y me envenena,
me arrastra y me domina.
Me quedan los recuerdos,
incisivos y recurrentes,
como mis sueños.
Y antes de que me eclipsen tus ojos
y me convierta en piedra,
fingiré que eres viento y yo veleta.»

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